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Impuestos: nada nuevo bajo el sol

Gabriela Clivio Economista, Directora de Mazars

Por: Gabriela Clivio | Publicado: Miércoles 28 de febrero de 2024 a las 04:00 hrs.
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Gabriela Clivio

Mientras los incendios azotan al país y el Presidente continúa sus vacaciones, el infaltable debate con respecto a la reforma tributaria vuelta a estar presente ad portas de que empiece marzo. Dado esto, volvieron a retomarse las reuniones entre los integrantes del Ministerio de Hacienda y los representantes de los partidos políticos.

Ahora Hacienda impulsa un proyecto que busca modificar el impuesto a la renta, reducir algunas exenciones y regímenes tributarios especiales. La propuesta actual reduce el impuesto de primera categoría a las utilidades corporativas desde un 27% a un 25%, limita el régimen a la renta presunta, cambia la tributación de los fondos de inversión privados a régimen de empresa eximiendo a los que acrediten que su política de inversión se centra en el capital de riesgo, y restringe la franquicia de arriendos DFL-2, así como la deducción por intereses hipotecarios.

“Para atraer inversiones no alcanza con bajar impuestos y dejarlos en una tasa por sobre la OCDE, hay que preocuparse de mejorar la competitividad como país”.

Respecto de los créditos hipotecarios, se busca que el beneficio pueda ser aplicado solamente a un crédito, mientras que en la actualidad sólo existía el tope a deducir de cerca de 4,4 millones de pesos al año. Hacienda también ha insistido con la tasa de desarrollo, como un beneficio equivalente al 1% de la renta líquida imponible que las empresas podrán deducir de impuestos si acreditan gastos que benefician la productividad y competitividad de las empresas y la economía, y se crea un nuevo tributo llamado “impuesto Romer”. También se vuelve a insistir con el aumento a la tasa del impuesto aplicable a las ganancias de capital en operaciones bursátiles, desde el 10% actual aun cuando se propone mantener la exención para los inversionistas institucionales.

Pero la realidad es que, más allá del cambio de nombre del ex- proyecto de Reforma Tributaria -hoy “Proyecto de cumplimiento tributario”, junto con un proyecto de “reforma al impuesto a la renta”-, no hay nada nuevo bajo el sol. Por un lado, parece muy poco probable recaudar el equivalente a 1,5% del PIB como plantea el Gobierno, dado que nunca ha sucedido. Por otro lado, se habla de una reducción del impuesto corporativo al 25%, porcentaje que sigue estando en la parte alta del promedio de la OCDE, donde la carga tributaria se ubica en 23%. La reducción de la tasa de impuesto corporativo sería un incentivo para la inversión, lo que derivaría en un mayor crecimiento.

Sin embargo, hay un tremendo tema ausente en la discusión entre Hacienda y los partidos que puede echar por tierra estas relaciones tan lineales en materia de causalidad: la inseguridad. En Chile, el deterioro en materia de seguridad es cada vez más un factor determinante en las decisiones de inversión y, por lo tanto, en el mediano plazo en el crecimiento de la economía.

Para atraer inversiones no alcanza con bajar impuestos y dejarlos en una tasa por sobre la OCDE, hay que preocuparse de mejorar la competitividad como país. En la situación que estamos viviendo, el deterioro de la seguridad es un factor que disminuye la competitividad de Chile.

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